La Confederación de Centros de Desarrollo Rural – COCEDER ha desarrollado desde el 1 de enero hasta el 30 de noviembre el Programa de Investigación Científico-Técnica, de carácter medioambiental, con apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, continuando con su compromiso de fomentar la calidad ambiental de los territorios del medio rural.

La investigación se ha centrado en la contaminación de las aguas subterráneas por elementos y compuestos de origen agroganadero y doméstico, donde se han tenido en consideración parámetros microbiológicos y fisicoquímicos, lo que plantea una grave amenaza para la salud humana y para la del resto de los seres vivos. La acción se ha llevado a cabo en ocho comarcas de actuación de COCEDER: La Safor, en la Comunidad Valenciana (Valencia), Tierra de Campos, Alto Órbigo y el Bierzo en Castilla y León (León y Valladolid), Vegas Altas del Guadiana, en Extremadura (Badajoz), Sierra Sur de Sevilla, en Andalucía (Sevilla), y Urgell (Lleida) y el Parque Natural de la Sierra de la Collserola (Barcelona), en Cataluña. Para las investigaciones se ha contado con la colaboración de los Centros de Desarrollo Rural (CDR) La Safor, Valdecea, El Villar, AFA Bierzo, CerujoviSastipem Thaj Mestapem y L´Olivera.

En total se han analizado 40 puntos, la mayoría fuentes o manantiales de origen natural, así como pozos empleados para riego de las comarcas objeto de estudio y se ha entrevistado a los agricultores con tierras de labor cercanas a los puntos de muestreo.

En la comarca de La Safor la totalidad de las muestras que se tomaron (6) se considera no apta para el consumo humano, estando el 83% de las mismas calificadas con riesgos para la salud, por la elevada carga microbiológica que presentan.

En la comarca de Tierra de Campos solo un 33,4% de las muestras se consideran aptas para el consumo humano, si bien el 16,7% presenta alguna no conformidad, debido a la presencia de una pequeña cantidad de bacterias coliformes. Por lo que el 66,7 % restante se considera no apta para el consumo humano, calificándose un 16,7% con riesgos para la salud, por su elevada carga microbiológica y la presencia de nitratos por encima del valor límite legal (50 mg/l).

En la comarca del Alto Órbigo el 66,7% de las muestras se considera apta para el consumo humano, mientras que el 33,3% se considera no apta para el consumo humano, donde se supera el valor límite legal para el arsénico (10 μg/l).

En la comarca de las Vegas Altas del Guadiana la totalidad de las muestras se consideran no aptas para el consumo humano con el calificativo de con riesgos para la salud. En todas ellas se superan los parámetros microbiológicos considerados (bacterias coliformes, recuento de colonias totales a 22 ºC y Escherichia coli). En todos los casos encontramos evidencia de contaminación de origen doméstico y en algunos de ellos contaminación de origen agropecuario (por superaciones de los valores límite para los parámetros de nitratos, hierro y manganeso, compuestos y elementos presentes de forma habitual en los formulados fertilizantes empleados en la agricultura intensiva tradicional).

Igualmente, en la Comarca de la Sierra Sur de Sevilla todas las muestras analizadas son no aptas para el consumo humano con el calificativo de con riesgos para la salud. En todos los casos encontramos evidencia de contaminación de origen doméstico (por superación de los valores límite para los parámetros microbiológicos, concretamente bacterias coliformes, recuento de colonias totales a 22 ºC, Clostridium perfringens (incluidas esporas) y Escherichia coli, y del amonio) y en algunos casos contaminación de origen agropecuario (por superación del valor límite para el parámetro nitratos). Las superaciones de los valores límite de los parámetros cloruros, conductividad, sodio y sulfatos tienen un origen natural, que puede verse agravado por los efectos del cambio climático y de las malas prácticas agrícolas (exceso de abonado, empleo inapropiado de productos fitosanitarios y riego con aguas salinas).

En la Comarca del Bierzo la mitad de las muestras se consideran aptas para el consumo humano con alguna no conformidad, concretamente la presencia de contaminación de origen microbiológico y la superación de algún parámetro físico – químico (concretamente el parámetro arsénico y valores de pH por debajo del valor límite de 6,5). El 50% restante se consideran no aptas para el consumo humano, dentro del cual un 33,3% cuenta con el calificativo con riesgos para la salud. En estos casos encontramos presencia de bacterias coliformes y de Escherichia coli, así como parámetros físico – químicos fuera de los límites legales (concretamente la presencia del parámetro manganeso y valores de pH por debajo del valor límite de 6,5).

En la Comarca de Urgell todas las muestras se consideran no aptas para el consumo humano, dentro del cual un 67% cuenta con la calificación de con riesgos para la salud por la presencia de contaminación microbiológica (bacterias coliformes, recuento de colonias totales a 22 ºC y Escherichia coli) y de parámetros físico – químicos relacionados con la actividad agrícola (los valores límite para los parámetros amonio, nitratos y nitritos). Las superaciones del valor límite del parámetro sulfatos son comunes en la zona debido a las características litológicas del terreno.

En el Parque Natural de la Sierra de la Collserola la muestra tomada se considera no apta para el consumo humano y con la calificación de con riesgos para la salud por la presencia de contaminación microbiológica (bacterias coliformes y Escherichia coli).

Es importante tener en consideración que el hecho de contaminar nuestros acuíferos supone un coste económico y ambiental altísimo, ya que el proceso de recuperar la calidad de esas aguas es muy difícil.

COCEDER continuará con sus estudios medioambientales y apuesta por una agricultura integrada y sostenible, además de impartir formaciones responsables dentro de los itinerarios integrados del POISES, cursos de capacitación y de prácticas medioambientales en los que se enseña un uso adecuado de productos, pretende sensibilizar a la población con pequeños gestos e informa del impacto de algunas actividades. Asimismo, reclama una regulación exigente que asegure la calidad de las aguas subterráneas y haga sostenible su cultivo a medio y largo plazo.