Durante 2025, Coceder llevó a cabo la Investigación Sociológica sobre el precariado en el medio rural, un estudio financiado a través del 0,7% del IRPF por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
El análisis se desarrolló en tres comarcas con la colaboración de los Centros de Desarrollo Rural asociados que allí trabajan: la Manchuela Conquense, Cuenca (CDR Las Espigas), la Serranía de Ronda, Málaga (CDR Montaña y Desarrollo) y la Campiña Jerezana, Cádiz (CDR La Cañá).

Con esta etapa se concluye el trabajo de investigación que durante los últimos años se ha desarrollado en todos los territorios de actuación de Coceder y sus CDRs con el fin de analizar las dinámicas del precariado rural y su relación con el empleo, la desigualdad social y el reto demográfico, incorporando una mirada territorial y de género.
El estudio ha combinado una metodología cuantitativa y cualitativa en cada una de las comarcas analizadas.
Principales resultados cuantitativos
Los datos muestran una evolución desigual del mercado de trabajo entre 2019 y 2024. El número de personas ocupadas aumentó en la Manchuela Conquense (9,2 %) y en la Serranía de Ronda (6,9 %), en línea con la tendencia estatal (10,1 %), mientras que en la Campiña Jerezana se registró un descenso del 2,1 %. El paro registrado disminuyó en las tres comarcas, con una reducción especialmente significativa en la Manchuela Conquense (-29,1 %) y en la Serranía de Ronda (-18,6 %).
Asimismo, las tasas de temporalidad descendieron de forma generalizada como consecuencia de la reforma laboral de 2021. Esto se tradujo en una reducción de la tasa de precariedad laboral (personas en paro registrado más asalariadas temporales sobre el total de activas registradas), que en 2024 se situó en el 17,6 % en la Manchuela Conquense, 23,4 % en la Serranía de Ronda y 39,5 % en la Campiña Jerezana, esta última muy por encima de la media estatal (19,5 %).
Aunque se aprecia una disminución general de las tasas de precariedad laboral, el análisis evidencia una desigualdad de género persistente: en las tres comarcas las mujeres presentan tasas de precariedad laboral claramente superiores a las de los hombres. Destaca especialmente la Campiña Jerezana, donde la precariedad afecta al 51,3 % de las mujeres activas registradas, frente al 29,7 % de los hombres.
Principales resultados cualitativos
A partir de 39 entrevistas a personas informantes cualificadas y tres grupos de discusión con personas en situación de precariedad, se identifican diversos perfiles del precariado rural:
- Manchuela conquense, se refieren mujeres españolas de 45 y más años, mujeres inmigrantes extranjeras (mayor precariedad en árabes), hombres jóvenes inmigrantes africanos, inmigrantes latinoamericanos titulados sin convalidar, precariado maduro de hombres de 50 y más años, familias españolas con tradición de emigración por temporadas a otras provincias o países para sostener el hogar familiar, y adultos nacionales que son precarios por elección o convicción.
- Serranía de Ronda: población activa del PFEA (Programa de Fomento del Empleo Agrario, antiguo PER), emprendedores/as precarios/as, mujeres españolas, mujeres y varones inmigrantes extranjeros, adolescentes extranjeros de 15 a 18 años, población española de etnia gitana.
- Campiña jerezana: jóvenes sin formación, varones de 45 y más años, madres jóvenes y adultas-maduras (40 y más años), mujeres extranjeras en situación irregular y hombres marroquís.
Los discursos recogidos ponen de manifiesto la concentración del empleo precario en sectores como la agricultura, la agroindustria, la hostelería, la construcción, los cuidados, la limpieza o el pequeño comercio, así como la elevada carga física de estos trabajos y su impacto en la salud.
Especial relevancia adquiere la feminización de la precariedad, agravada por la sobrecarga de cuidados, la falta de recursos de conciliación y, en el caso de las mujeres migrantes, la ausencia de redes de apoyo. También se señala la necesidad de movilidad laboral constante, dentro y fuera de las comarcas, como estrategia de supervivencia, así como la debilidad del capital relacional como factor que perpetúa la precariedad.
Recomendaciones del estudio
A partir del trabajo de campo, el estudio formula nueve ejes de actuación prioritarios:
- Garantizar el acceso a servicios básicos y de proximidad.
- Impulsar una estrategia comarcal de empleo digno.
- Fortalecer la formación profesional y el acceso a la capacitación.
- Fomentar el emprendimiento, el autoempleo y la economía de proximidad.
- Mejorar la calidad de vida y el acceso a vivienda.
- Reforzar la coordinación territorial y la gobernanza participativa.
- Promover un desarrollo económico sostenible y resiliente.
- Garantizar la financiación y el fortalecimiento del Tercer Sector.
- Integrar de forma transversal la igualdad de género y la inclusión social.
Este estudio pone de manifiesto que, pese a la mejora de algunos indicadores laborales, el precariado sigue siendo una realidad estructural en el medio rural, con un fuerte impacto de género y con importantes diferencias territoriales, lo que refuerza la necesidad de políticas públicas adaptadas a las especificidades rurales.
Los resultados más relevantes fueron presentados el pasado 11 de diciembre en una jornada online.
Presentación de los resultados