La investigación, el intercambio de experiencias y la socialización del conocimiento son elementos clave para dar respuestas eficaces a los retos de los cuidados en el medio rural. A través del análisis de experiencias reales y la recopilación de buenas prácticas, es posible identificar modelos innovadores que mejoran la calidad de vida de las personas, fortalecen los servicios de proximidad y generan empleo estable. En este contexto, Coceder ha desarrollado durante este año, en diez Comunidades Autónomas, el Programa de Generación de Conocimiento y Buenas Prácticas en torno a los Derechos Vinculados a los Cuidados una iniciativa financiada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través del 0,7 % del IRPF estatal.
Este programa ha abierto un espacio de intercambio de experiencias y aprendizaje colectivo, facilitando la identificación, análisis y difusión de buenas prácticas en cuidados que puedan ser replicadas en otros territorios rurales. Asimismo, promueve la transferencia de conocimiento entre entidades sociales, administraciones públicas y otros agentes del sector, con un enfoque claro en la igualdad de género y la cohesión social.
Entre las buenas prácticas recopiladas destacan tres experiencias representativas:
- Gestión de la fuerza laboral de los servicios sociales en el medio rural: “Mirando hacia el futuro”, orientada a mejorar la cualificación, empleabilidad y organización del personal de cuidados en zonas rurales, anticipándose a las necesidades futuras del sector. Fuerza Laboral
- GENUS CARE, que incorpora soluciones de teleasistencia avanzada para favorecer la autonomía personal y permitir que las personas mayores o vulnerables permanezcan en su entorno habitual con mayor seguridad y acompañamiento. GENUS CARE
- Comunidad Cuidadora Rural (Nalda), un modelo comunitario que sitúa los cuidados en el centro del desarrollo local, combinando servicios de atención, empleo local, participación social y fortalecimiento del tejido comunitario. Comunidad Cuidadora Rural (Nalda)
Estos proyectos comparten elementos clave: un enfoque centrado en las personas, la implicación de la comunidad, la innovación social y tecnológica, la profesionalización de los cuidados y una clara perspectiva de género. Todos ellos conciben los cuidados no solo como un servicio asistencial, sino como una oportunidad de desarrollo para el territorio donde la comunidad tiene un papel relevante.
La construcción de comunidad abre el camino del cuidado y el apoyo mutuo de manera natural, las nuevas conexiones y relaciones que se generan localmente son las que construyen la comunidad y por ende el cuidado de proximidad. Con esta base, y para generar ese conocimiento en torno a los cuidados de base comunitaria hemos trabajado para crear un espacio de aprendizaje sobre construcción de comunidad basada en las fortalezas y activos del propio territorio.
El impacto de este tipo de iniciativas en el medio rural es significativo: mejoran la calidad de vida de las personas, reducen la soledad y el aislamiento, generan empleo estable, contribuyen a la fijación de población y refuerzan la sostenibilidad social de los pueblos. En este sentido, el programa demuestra que unos cuidados de calidad son una pieza clave para garantizar el presente y el futuro de las comunidades rurales.
Partiendo de esta realidad, COCEDER otorga una atención prioritaria al ámbito de los cuidados en el medio rural, integrando de manera transversal la perspectiva de género en el diseño y desarrollo de todos sus programas. Esta apuesta responde al reconocimiento de que los cuidados han recaído históricamente sobre las mujeres rurales, en muchos casos de forma invisibilizada y en condiciones de desigualdad.
Así lo ponen de manifiesto diversos programas e investigaciones desarrollados a lo largo de este año, entre ellos la Investigación sociológica sobre el precariado en el medio rural, cuyos resultados evidencian la feminización de la precariedad, agravada por la sobrecarga de los cuidados, la escasez de recursos de conciliación y, en el caso de las mujeres migrantes, la ausencia de redes de apoyo.
Asimismo, las actividades impulsadas en el marco de programas como Nuestros Pueblos por la Igualdad III: Cuidar-nos en Igualdad o Sembrando Igualdad han situado el foco en esta problemática, contribuyendo a visibilizar las desigualdades existentes y promoviendo la reflexión, la sensibilización y la acción colectiva para avanzar hacia un reparto más justo de los cuidados y la mejora de las condiciones de vida y laborales de las mujeres en el medio rural.
La transformación de los modelos actuales de cuidado hace necesario no solo un cambio de cultura en la sociedad sobre los cuidados comunitarios, hacer visible lo invisible y la necesidad de corresponsabilidad, sino también en la comunidad profesional para mejorar sus condiciones laborales, reconocer y valorar su ocupación. Sin estos cambios va a ser complicado sostener y desplegar un nuevo modelo de cuidados con enfoque de derechos y de base comunitaria como el que se ha comenzado en España. El ‘Reto de mejorar el empleo de los cuidados’, es una necesidad acuciante a la par que compleja.